Los vecinos aseguran que no eran conflictivos y que al oir “un fuerte estruendo” vieron el cuerpo en el suelo. Un testigo de la caída asegura que estuvo esperando 22 minutos en el suelo sin recibir asistencia
Los vecinos del joven turista checo que la noche del sábado al domingo falleció en Peñíscola al caerse de un cuarto piso mientras celebraba su cumpleaños con sus amigos de varias nacionalidades, han denunciado el tiempo que tardó la ambulancia y los servicios sanitarios. “Estuvo 22 minutos en el suelo desde que llamamos al 112 hasta que llegó la asistencia”, explica un vecino que prefiere permanecer en el anonimato. “Era imposible que reaccionara pero es muy triste que tardaran tanto rato en atenderle cuando hay un centro de salud a pocos metros”, explicó este vecino.
“Eran varios amigos, unos ocho, tres o cuatro medio rastafaris con perillas y una chica, que celebraban en el ático de una casa del casco antiguo el cumpleaños del que cayó”, explica el vecino testigo de la caída. Estaban en la terracita y él preparaba la barbacoa en una casa en la que no vive nadie “para que no les molestara el humo”. Para ello tan solo tenían que dar un pequeño salto. “El saltito para pasar de una terraza a la otra lo daban bien, asegurándose el paso. Salí a la terraza después de ducharme para secarme y ví como intentaba encender la barbacoa con gasolina y en un instante tropezó y se precipitó”. Pudo caer en balcones de varios lados y en otras terrazas, pero la mala suerte hizo que cayera “de cabeza y sin control” sobre el duro asfalto empedrado. Eran las 23.30 horas. Ayer varios vecinos, sus amigos y familiares habían dejado velas en el lugar en el que cayó, que todavía presentaba un charco de sangre.
“El golpe que se escuchó fue increíble, la gente de la calle de debajo de los bares se asomó aquí a ver qué pasaba”. Otra vecina, que vivía en el piso de debajo del fallecido, explicó que “tenía la tele puesta y escuché el golpe y el chillido de: llamen a una ambulancia”. La vecina explicó que afrontaban con muchas ganas las vacaciones en Peñíscola tras un año duro con defunciones en la familia y ahora me encuentro con el caso del pobre chico. Al ver las velitas vuelvo a estar con una cosa aquí en el cuerpo”, explicó. El vecino que lo asistió en un primer momento y que le tomó el pulso lleva, como su otra vecina, dos noches casi sin dormir. “El perro lloraba constantemente y cuando escuchaba la puerta se asomaba a ver si era su dueño, pobrecito”, explica.
“Cuando lo taparon con la manta térmica es un momento que no olvidaré en años”
En estado de shock
Los vecinos señalaron que los jóvenes tenían un buen comportamiento. Tras la caída la chica no paró de llorar. El restó bajó en estado de shock. “Le avisé que podía caer y a los dos minutos se cayó”, explica uno de los vecinos. Al poco tiempo sus amigos, visiblemente conmocionados, siguieron consumiendo alcohol. “Estaban groguis la cara era de shock. Al primer momento pensaban que era broma porque está muy oscuro”, explicaron los vecinos. “Uno que iba de blanco se quedó sorprendido al ver cómo desapareció y al escuchar mi grito”. Los amigos ya no acudieron ayer excepto uno que trabaja en Peñíscola y sigue cuidando del perro y residiendo en la vivienda que compartían. “Hablé con el amigo al llegar de testificar de la Guardia Civil. Cada tres minutos se abría una cerveza. Acabó en el suelo, le llamaban y no se despertaba, lo que nos asustó pero al final tenía abierta la puerta”, explican. Los vecinos lamentaban ayer el triste suceso de este fin de semana.