Inici Express Torres vigías en el olvido

Torres vigías en el olvido

per Redacció
La Torre Ebrí

La Torre EbríEn el pasado alertaron de los ataques piratas. Hoy, ya sin uso, “están condenadas si no se actúa”, alerta un experto

La costa litoral valenciana estaba plagada de torres vigías para alertar a la población de la llegada de piratas por mar. Su función era la de un observatorio de vigilancia y aviso a la población de los ataques externos de aquellos bárbaros que “hasta bien entrado el siglo XVIII entraban al territorio valenciano con una libertad total causando estragos entre la población”, explica el doctor Javier Soriano, del Área de Geografía Humana de la Universitat Jaume I.

Su construcción comenzó en el siglo XIV y se hallaban conectadas visualmente de unas a otras. En la Serra d’Irta quedan en pie la de Badum y la torre Ebrí, en Alcalà de Xivert a casi 500 metros de altitud frente al mar. Pero hubo otras, en Orpesa y el Desert de les Palmes, donde ahora queda tan solo un ejemplo en cada población. “Otras”, señala Soriano “se han perdido y tan solo quedan sus cimientos, que no son visibles si no se realiza una excavación”. También son frecuentes en las islas Baleares, donde también tenían funciones de oteo y vigía en un mar controlado por las tribus del norte de África.

La Torre Badúm, en Peñíscola, es visitada diariamente por decenas de personas. La de Alcalà, en menor medida, por la dificultad de su acceso. Esta presenta, además, una preocupante grieta longitudinal que augura problemas en su estructura si no se realiza un adecuado mantenimiento. El doctor Soriano, que ha incluido la riqueza de la Serra d’Irta en cursos universitarios para mayores sobre los parques naturales valencianos, señala la paradoja de “tener estos elementos con la máxima figura de protección y no aprovechar estos bienes como un valor cultural”. En su opinión, “cualquier medida cultural que se realice será francamente muy positiva ya que al no realizar ninguna función económica desde hace siglos, su tendencia es a desaparecer”.

Este profesor universitario admite que con la actual coyuntura económica se hace difícil que se planteen medidas de aprovechamiento cultural “por lo que se debería conseguir la implicación de la sociedad, instituciones públicas y privadas en alguna iniciativa para garantizar como mínimo su conservación ya que agujeros y grietas en estos BIC preocupan y son señal de futuros problemas. Si no se hacen tareas de conservación su futuro es negro”, remarca. La distancia entre unas torres guaitas y otras complica la realización de rutas entre ellas, aunque si serían posibles rutas culturales locales unidas a otros elementos dada su dispersión en el territorio.

Tierra de torres

La Serra d’Irta cuenta con una red de torres ligadas al castillo de Xivert y de Peñíscola, otro privilegiado otero. La torre Ebrí, junto a las de Badum, Cap i Corb, Torrenostra, San Benito y otras que han desaparecido por completo en la actualidad, representaban una tupida red que permitía alertar, tanto al castillo como a las poblaciones, de incursiones de fuerzas hostiles. A los faros y torres vigía se les unen desde mediados del siglo XIX, en Irta, las torres de telegrafía óptica. Se trataba de un sistema de comunicación a larga distancia a partir del humo y el fuego y que llegaba hasta la Junquera. El prototipo de esta torre era un modelo de planta cuadrangular, reforzada con taludes y de tres pisos separadas un máximo de 16 kilómetros unas de otras. Mediante una polea, un cilindro hueco construía los mensajes siguiendo el diccionario fraseológico oficial. En 30 minutos los mensajes recorrían las 30 torres de la línea Madrid-Valencia.


Notícies relacionades

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que estás de acuerdo con esto, pero puedes optar por no participar si lo deseas. Aceptar Más información