La Asociación pro-restauración de la Ermita de Sant Antoni y el Ayuntamiento de Peñíscola han llevado a cabo distintas obras y actuaciones de mejora en el ermitorio y su entorno. El presidente de la entidad, Eliseo Castell, mostró ayer los trabajos al alcalde. El munícipe, Andrés Martínez, constató los avances en la pintura y rehabilitación del más de kilómetro y medio de valla de madera que discurre en el último tramo de acceso al recinto, además del nuevo muro de contención ubicado en la zona contigua a la ermita, la restauración de las antiguas chimeneas y la remodelación y sustitución de las maderas que rodeaban el altar por unas losas nuevas.
El alcalde destacó “la importante tarea de la agrupación y la concejalía de Servicios que, año tras año, añaden mejoras a este entorno tan especial y querido por todos”. Martínez anunció, además, la evaluación de futuras intervenciones en la parte de la techumbre que queda por rehabilitar y la plantación de varios ejemplares de árboles en varias zonas de los exteriores de este recinto, para el próximo año.
Más de 2.000 romeros participan anualmente en la fiesta del patrón que se celebra cada primer domingo después de Pascua. La ermita, situada en la Serra d’Irta data del siglo XVI. Benedicto XIII concedió indulgencias a quienes visitaran el templo. El edificio pudo iniciarse en el siglo XV y ampliarse en 1675 con los trabajos del picapedrero Pere Bordes. Alexandre Guasch realizó como remate el retablo del santo en 1688. Durante la Guerra del Francés sirvió de parroquia de Peñíscola y de Consistorio en la clandestinidad.