El paseo ha sufrido innumerables mejoras para evitar su inundabilidad y peligrosidad. Las cuñas de piedra han destrozado decenas de cárteres de coche y provocado accidentes de tráfico
El paseo marítimo de Peñíscola, inaugurado hace más de 10 años vuelve a sufrir una nueva remodelación. Con el paso del tiempo y el día a día las autoridades y vecinos han detectado y denunciado situaciones que han permitido la mejora de un paseo que en la opinión de muchos vecinos de la localidad estuvo mal diseñado.
La última actuación está siendo la eliminación de cientos de cuñas de piedra ubicadas junto a la vía de servicio para delimitar el espacio de los vehículos del de los viandantes. Pero estos obstáculos, de apenas 20 centímetros de altura, se convirtieron en una pesadilla para los conductores que vieron como las partes bajas del motor, cárteres, ejes, tubos de escape y protectores se dañaban. En otras ocasiones contribuyeron a que los conductores despistados tuvieran un accidente al colisionar en marcha con ellos y perder el control. El pasado verano se registró un aparatoso accidente en la zona de Peñismar.
Las adaptaciones del paseo, que costó en su día una cifra multimillonaria entre regeneración y obra civil, han sido un suma y sigue. El principal acceso desde Benicarló, el puente de la Ratlla del Terme se inunda a cada episodio de lluvias. Los vecinos han denunciado las reiteradas inundaciones en los años 2001, 2003, 2007, 2008, 2009 y en dos ocasiones de 2010 de sus urbanizaciones, lo que conllevó una queja al Síndic y defensor del Pueblo. Desde la administración se crearon dunas y reforzó su vegetación dunar, se instalaron bombas de achique y desagües. La última actuación arrancó en la Ratlla del Terme y ha alegrado a los usuarios de este transitado vial.