Ambas localidades mediterráneas comparten mar, murallas renacentistas, espectaculares cascos antiguos y viven del turismo y su patrimonio. Ibiza fue declarada Patrimonio Mundial en 1999, Peñíscola comienza ahora el camino hacia su Ítaca particular
Eivissa, Biodiversidad y Cultura. Con este epígrafe inscribió la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1999 a la isla de Ibiza dentro del Patrimonio de la Humanidad, donde España aporta una nutrida relación de bienes. Según el Consorcio Eivissa Patrimoni de la Humanitat, desde la declaración, han notado un incremento en el número de visitantes. La declaración va más allá del sol y playa y vende y proyecta cultura milenaria y naturaleza a todo el mundo.
La UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad la acrópolis de Dalt Vila (el casco antiguo de la ciudad de Eivissa), las praderas de posidonia oceánica, cuna de la rica biodiversidad marina de las islas Pitiusas, la necrópolis fenicio-púnica de Puig des Molins y el asentamiento fenicio de sa Caleta, vestigios de los primeros asentamientos de las islas. Las similitudes entre Peñíscola e Ibiza son claras: por sus asentamientos “han pasado fenicios, cartagineses, romanos y musulmanes, hasta la conquista catalana a manos del Reino de Aragón”. La construcción de ambas murallas se realizaron en un contexto de guerra y para la defensa costera del Mediterráneo por parte de Carlos I y Felipe II. Ambos recogen filosofías arquitectónicas militares de la Italia de la época. En Ibiza Giovani Battista Calvi fue el arquitecto al servicio del rey que diseñó la fortificación. En Peñíscola fue Giovanni Battista Antonelli quien se empleó en 1578 en fortificar las murallas del acceso terrestre. Su hermano menor realizó numerosas obras de fortificación en las colonias españolas en América. Los castillos de ambas localidades lucen escudos de Felipe II y también tienen humedales de importancia internacional como la Marjal o ses Feixes, parques naturales como la Serra d’Irta y las Salinas o reservas marinas.
En la Declaración Oficial de la Unesco se destacaban precisamente los criterios naturales empleados, las especies amenazadas mundialmente presentes en Ibiza, el estado intacto de la fortificación del siglo XVI y de la estética del Renacimiento “modelo italo-español que ejerció una gran influencia en la construcción de fortificaciones en el Nuevo Mundo” y los restos de las antiguas colonias.
En la declaración ibicenca la consecución del galardón vino de la acción coordinada de administraciones en la mejora y recuperación del patrimonio, su entorno, de instituciones como el Colegio de Arquitectos de las Islas Baleares, la redacción de un Plan Especial de Protección y reforma Interior (PEPRI) de su casco antiguo, plan de intervención, rehabilitaciones de viviendas, mantenimiento, conservación y un plan de gestión y divulgación de su patrimonio.
Peñíscola ha comenzado a dar sus primeros pasos con la edición de un manual de restauración redactado por los arquitectos Pepa Balaguer y Luis Vicén en base a la arquitectura popular de la localidad que arranca del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico Artístico redactado en 1998 y aprobado por la COPUT en 2009 con recomendaciones y soluciones constructivas y de materiales. En los últimos años se han restaurado la totalidad de sus murallas.
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