El Ministerio de Fomento ya ha comenzado a remitir las actas previas de ocupación para realizar el desdoblamiento de la N340. Los afectados deberán presentarse en las dependencias del ayuntamiento de Benicarló el próximo día 29 de septiembre para firmar el documento que permita a la administración central iniciar las obras. Sin embargo, la confusión reina alrededor de la documentación remitida por Fomento. En la carta, según han denunciado los afectados, se habla de “anticipo económico” cuando aparece la cantidad económica con la que se han valorado las tierras que serán expropiadas. Por un lado, recibirán 1’18 euros los propietarios de tierras de secano por cada metro cuadrado afectado. En el caso del regadío, se ha establecido 2 euros por la misma cantidad de terreno. Por otro lado, Fomento valora el contenido de las tierras en unos precios que oscilan alrededor de los 0’60 euros el metro cuadrado en el caso de los cultivos de hortalizas por el vuelo a expensas de saber cómo se valoran las paredes y construcciones. La administración central no ha tenido en cuenta el valor real que tendrían las tierras en las que se cultiva alcachofa de Benicarló, producto certificado con un sello de Denominación de Origen.
Sin embargo, como denunciaba el concejal de Agricultura, la carta habla de estas cantidades como anticipo económico “sin que los afectados sepan en realidad a cómo se ha valorado en total su tierra, porque no han puesto ni el porcentaje del total que significa lo que ahora les dan”. En ese sentido, a lo largo de la semana se han ido sucediendo reuniones del Consell Agrari y la ‘Plataforma per un Terme sense Barreres’, que aglutina a buena parte de los afectados. La intención es averiguar el misterioso porcentaje antes de firmar las actas de ocupación.
El concejal de Agricultura ha lamentado esta situación y asegura que la sensación que se vive en el colectivo afectado es de “resignación, porque ahora sí que nos damos cuenta que lo tenemos encima y que ya está hecho”. Arín recuerda que las afecciones no sólo dañarán a la tierra expropiada, sino que dejarán un rastro de daños colaterales que van “desde fincas partidas por la mitad hasta barreras de cinco metros de altura, que dejan a las tierras colindantes inservibles”.