La Comisión de Investigación de Accidentes halla además deficiencias en la organización y coordinación de las operaciones y recomienda regular la presencia de personal a bordo y mejorar los canales de comunicación jerárquica
Al accidente de la avioneta de extinción de incendios que se estrelló el 15 de mayo de 2010 en el embalse de Ulldecona contribuyó de manera decisiva el fuerte viento y las probables turbulencias y la realización de un viraje con fuerte alabeo por parte del aeroplano.
Es la causa que el informe técnico que refleja el punto de vista de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil, que depende del Ministerio de Fomento. Estos informes se realizan para prevenir futuros accidentes e incidentes a través de recomendaciones. En el caso de los dos jóvenes –piloto de air-tractor y motobombista del equipo- que perdieron la vida en la Pobla de Benifassà mientras ayudaban en la extinción de un incendio causado por un rayo, la Comisión advierte “algunas deficiencias en la organización y coordinación de las operaciones”, por lo que recomienda a la compañía Avialsa, operadora de las avionetas que establezca cambios en la seguridad y comunicación entre los pilotos y los escalones jerárquicos superiores durante la extinción de incendios.
Ante la desregulación existente también dirige otra recomendación de seguridad a las autoridades aeronáuticas para que garanticen un adecuado control del personal a bordo durante las descargas. En esto piden que se deje claro quien es “miembro requerido para la tripulación de vuelo” y que el convenio de colaboración en materia de prevención y extinción de incendios forestales firmado por las comunidades autónomas de les Illes Balears, Cataluña, Andalucía, la Rioja, Valencia, Aragón, Castilla la Mancha y León se extienda al resto de autonomías con objeto de mejorar la coordinación de los medios aéreos. La Comunitat firmó este convenio en 2011, que establece un mando único.
La avioneta de Avialsa accidentada era la única de las tres que participaban en la extinción venida desde la vecina autonomía de Cataluña, al hallarse el fuego en las inmediaciones de su parque natural del Port, que conecta con la Tinença de Benifassà. Durante el fuego, según plasma el informe las dos avionetas valencianas se retiraron al aeródromo de Castelló por las condiciones meteorológicas pero Víctor 2 (el avión accidentado) ya había cargado agua y volvía al lugar del incendio con la intención de realizar una última descarga y luego regresar a Sabadell. El viento era notable en esa jornada.
Tras tomar declaración a varios testimonios como el piloto del air-tractor anfibio, éste señaló que “solo hizo una descarga porque según informó en la zona del incendio había turbulencias severas que provocaban cambios de actitud del avión, indicaciones de variómetro de hasta 2.000 ft/min y continuos avisos acústicos del indicador de pérdida”. El piloto del helicóptero que coordinaba la extinción también indicó que “no pudo aterrizar porque el viento era muy fuerte y racheado, por lo que decidió parar su actividad al igual que los pilotos de la base de Castelló.
En el análisis de los aspectos operacionales se señala que “el hecho de que fuera a bordo el operador de la bomba de agua confirma la suposición de que efectivamente había despegado con la intención de regresar a Sabadell una vez realizada la última descarga. En el vuelo desde Sabadell ya había utilizado la misma estrategia, aprovechando el vuelo de traslado para realizar una primera descarga.
El Manual de Avialsa tampoco concretaba entonces un procedimiento para que el piloto tuviera la información de quien tomaba decisiones de manera centralizada. El informe señala que “si bien el juicio individual del piloto es un elemento fundamental, la decisión última del piloto de realizar una descarga debe venir avalada por un proceso de toma de decisiones centralizado, que disponga de la máxima información posible”, lo que entonces no estaba plasmado en el Convenio de Colaboración firmado entre ocho comunidades autónomas, que palió en parte las deficiencias detectadas en esta investigación.
Diligencias cerradas
El pasado dos de enero y con un plazo de recurso de solo tres días, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Vinaròs firmó un Auto de Sobreseimiento Provisional de la querella de los familiares de los pilotos fallecidos contra Avialsa y el Consorcio Provincial de Bomberos de Castelló. De la investigación, según la Juez, “no se desprenden indicios racionales de criminalidad”, por lo que dejaba abierta la vía del recurso o de las acciones civiles que pudieran corresponder a los perjudicados.