La búsqueda de setas sigue despertando pasiones que en ocasiones terminan mal. La reciente normativa complementaria a la genérica para el ámbito del Lugar de Interés Comunitario (LIC) de Tinença de Benifassà, Turmell y Vallivana no agrada a quienes hasta ahora campaban a sus anchas por fincas privadas haciendo acopio de sus aprovechamientos naturales, entre estos las setas.
En el camino del Pinar Pla, en las inmediaciones de Fredes algún recolector de setas, con un sentido irónico pero poco fino, con destornillador en mano ha clavado en los árboles un letrero, bajo el que prohíbe la recolección de setas y otros hongos sin permiso del propietario de la finca, en el que se pregunta “¿y dónde coño hay que pedir el puto permiso?”.
El letrero sorprende estos días a quienes realizan senderismo por la zona. El objetivo de la orden fue hacer compatible la recogida de setas con la preservación de los valores ambientales y con el respeto de los derechos de los titulares de los terrenos forestales, tanto públicos como privados, así como establecer una temporalización de la recolección del robellón, del 1 de septiembre al 31 de diciembre. La recogida de setas se puede efectuar en terrenos forestales que no se hallen sometidos a restricciones de acceso por cualquier motivo.
El propietario forestal puede manifestar expresamente su deseo de no permitir la entrada indiscriminada para la recogida de setas y otros hongos en fincas de su propiedad, mediante la comunicación de esta decisión a la Conselleria de Medio Ambiente, que queda registrada. En el caso de los terrenos públicos o privados con alguna restricción respecto a esta actividad, se requerirá el permiso expreso de los propietarios.
El pasado año se condenó a un recolector furtivo que incluso llegó a agredir y lanzar piedras a un masovero de Vallibona que les recriminó el expolio de hongos en su propiedad.