Las costas valencianas y catalanas, desde Alacant hasta Cambrils fueron el escenario de un devastador temporal que llevó al traste a cientos de embarcaciones hace 100 años. En nuestra autonomía los hechos han pasado desapercibidos a nivel institucional a pesar que perecieron 56 marineros. En Cataluña los desaparecidos fueron 80 tras un fuerte temporal que se prolongó del 31 de enero al 3 de febrero de 1911.
Cambrils y otras poblaciones de costa han recordado este castigo que vino por el mar con una exposición y homenajes del mundo cívico y del sector primario. La muestra que puede verse en el Museu d’Historia de Cambrils, localidad donde perecieron 15 marineros, conmemora el temporal de la Candelera o la Candelaria, como se le denominó popularmente por tener lugar en esa fecha.
Una información emitida desde Benicarló y recogida por el periódico ABC explica que en Peñíscola el mar dejó un balance excepcionalmente trágico con 37 fallecidos, algunos de ellos niños, y que se produjo una destrucción de numerosas embarcaciones, hasta ocho. Fue precisamente esa desgracia la que prendió la llama de la reivindicación en la playa sur de un puerto abrigado que protegiera a los marineros y que se acabó de ejecutar tras la Guerra Civil.
Según señalaba la identificación de cadáveres resultó muy dificultosa ya que los cuerpos aparecieron en lugares muy distantes y alejados. El vecindario estuvo consternado y muchas familias acabaron en la miseria. Rápidamente se produjo una campaña de solidaridad y se trató de ayudar económicamente a las familias con donaciones. La Vanguardia del día 6 publicaba la relación de fallecidos de Peñíscola, con nombres como los de Antonio Guzmán, José Blasco, Agustín Mundo, Manuel Bayarri, Vicente Castell, Marcos, Ayza Sans, Antonio Salvador y cinco hijos entre otras. En Tarragona se ahogó también Bautista
Febrer, vecino de Benicarló. Benicarló y Peñíscola fue la zona más castigada según ABC con, entre 27 y 37 fallecidos.
El peñiscolano Alfred Ayza Roca, recientemente fallecido y miembro de la Acadèmia Valenciana de la Llengua, en su libro “El món mariner de Peníscola” (Universitat de València, 1981), explica que el temporal de 1911, dejó 25 muertos en la localidad.
Un temporal inesperado
Tras días de bonanza, agua plana y cielo estrellado, cuando los marineros estaban ya mar adentro, una masa nubosa muy compacta que se desplazaba muy rápido puso en jaque a las embarcaciones valencianas y catalanas, hasta el punto que no pudieron volver a tierra firme. El viento comenzó a soplar con fuerza y el mar embraveció, con olas de ocho metros de altura que hizo naufragar incluso embarcaciones de gran tonelaje y hundió las que navegaban a vela.
Las estaciones meteorológicas de la época registraron vientos cercanos a los 80 kilómetros por hora y el Observatori de l’Ebre unas cantidades de lluvia cercanas a los 60 litros. La prensa de la época recogía algunas consecuencias del temporal como la “llegada a la Comandacia de Marina de Barcelona a los tripulantes de la barca San Juan de Vinaroz y el patrón de Santa Teresa, perdidas ambas en las costas de Garraf, salvándose milagrosamente ambas dotaciones”.
Otra información telegráfica recogida por el Diario de Gerona del día 4 señalaba que los temporales eran generalizados en la costa de Levante, con 20 barcas destrozadas en Vinaròs, el naufragio en Sagunto del buque Avanto de la compañía minera de Ojos Negros o que aparecían cadáveres de extranjeros en Valencia.