La esperada campaña de setas ha arrancado de la peor manera posible en el extremo norte de la Comunitat, en especial en la Tinença de Benifassà, donde los recolectores vuelven a casa con los cestos vacíos
La ausencia de lluvias es la que está propiciando una campaña tan desalentadora. “Hace dos meses que no llueve y si ha salido alguna seta es por el rocío de la madrugada”, explica José María Bel, vecino y aficionado de Fredes. A principios de mes de octubre, los más afortunados todavía encontraron algunos ejemplares de robellones en el interior de los bosques “no en todos los sitios pero si que salían con dos o tres setas, no con dos o tres kilos”, matizó.
Lejos quedan las campañas en las que la presencia de lluvia arrojaba enormes cantidades de setas y de recolectores, que acudían desde lejanas zonas a tratar de conseguir el mayor número de cantidad posible, utilizando para ello incluso rastrillos y en grupos organizados que contravenían los principios básicos del recolector, de comportamiento en la naturaleza y llegaron a sacar de sus casillas a los propietarios forestales, que incluso articularon la legalidad de un coto de setas al amparo del sitio LIC (Lugar de Interés Comunitario), para lo que colocaron señales informativas prohibiendo el espolio de setas en sus propiedades.
A pesar de ello Bel todavía es optimista: “si con el rocío salen algunos ejemplares y hace un mes que no llueve, si lo hiciera todavía podrían salir algunos ejemplares, puesto que no hace frío todavía, lo que facilita que puedan seguir saliendo”. En las montañas se ven menos vehículos estos días, algo que también están notando los negocios dedicados a la hostelería y servicios, principalmente.