La leyenda cuenta que las autoridades capturaron a un demonio disfrazado entre la multitud que desprestigiaba a Sant Vicent Ferrer. Por la mañana había desaparecido entre un fuerte olor a azufre
El número 32 de la calle de la Cort de Sant Mateu cuenta con un pequeño museo visitable cargado de secretos. Se trata de las viejas mazmorras de la capital del Maestrat. Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIV o principios del XV, mientras predicaba Sant Vicent Ferrer en la localidad, apareció también el demonio junto a la multitud que escuchaba a este santo valenciano.
Satán trataba de contradecir y sublevar a los vecinos de la localidad que escuchaban al santo. Los responsables de la orden pública decidieron capturarle y encerrarlo en las mazmorras con grilletes y cerrojos entre duras paredes de sillería. Al ir a buscarlo a la mañana siguiente, el reo había desaparecido, esfumándose del lugar y dejando un fuerte olor a azufre. Al explicarle al santo lo ocurrido, Vicent Ferrer les confesó que se trataba del mismo demonio que acostumbraba a disfrazarse y a cuestionarle públicamente en sus sermones por media Europa.
Hoy estas mazmorras medievales son visitables y albergan una colección etnológica de interés que regenta Selmi Arín. Las dos salas son de piedra de sillería y en su planta superior estuvo instalado el antiguo ayuntamiento hasta su traslado al edificio gótico que hoy ocupa. Las celdas de construcción gótica civil con gruesos muros de carga y bóvedas de cañón y pavimento con sillares, se mantienen intactas. Junto a las mazmorras está la vivienda del carcelero
Fue el padre de Selmi, de oficio carpintero, quien adquirió al Consistorio las viejas cárceles, “que en el siglo pasado fueron mazmorra de franquistas, republicanos y maquis”, explica Selmi. Después se cerraron hasta que fueron adquiridas por la familia Arín en 1964. El edificio acogió también el colegio público. Hoy en día son visitables estas mazmorras gracias a la decisión de esta familia. “Allí los visitantes pueden ver por un euro y medio su interior, rejas, un pequeño museo etnológico, trajes tradicionales e incluso uno de la Guardia Civil de 1850 y objetos de la época republicana o material de la escuela”, añade su propietaria.
Selmi señala que, a pesar del precio casi testimonial, se ha notado una bajada en el número de visitantes en los últimos años desde que decidieron abrirlo al público. Podría tratarse de un lugar histórico que albergó al mal personificado. En la zona son numerosas las leyendas de la presencia del santo en Morella y también de la presencia del demonio. De hecho se sabe hasta el número de la vivienda en la que se alojó el santo, al igual que hay quien, en el Barri d’Anroig señala la vivienda en la que reposó Jaume I durante la conquista del Reino de Valencia. En Sant MAteu tienen claro en qué muro predicó o que fue el responsable de hacer brotar un agua que jamás se agota de un pozo de la localidad.