160 invitados siguen la misa en neerlandés, cenan paella y acaban la fiesta con orquesta y DJ
El amor no tiene fronteras. Gino y Gerdje, una pareja de profesores de 29 y 28 años de Amberes (Bélgica) optaron por casarse en el Bellestar, uno de los núcleos de la Tinença que cuenta con una decenas de vecinos habitualmente. “Esto es porque los padres de Gerdje tienen una casa aquí”, explica el novio instantes antes de uno de los días más emotivos de su vida.
“Cuando les dijimos a los amigos que nos casábamos en otro país, al principio se sorprendieron pero finalmente han venido hasta aquí”, explica Gino. Este profesor de educación física en su país explicó que “el pueblo, tan pequeño y sobre una cima en un valle rodeado de montañas les ha encantado”, señaló. Y es que el Bellestar es un pequeño pueblo de trama medieval, muy poco evolucionado desde su fundación, calificado como “de cuento” por algunas guías. Su bella iglesia románica del siglo XIII da planta muy sencilla y el predominio de piedra seca en los alrededores, no dejó indiferente a los más de 160 presentes, poco acostumbrados a estos paisajes naturales y en altura para los ciudadanos de unos países bajos.
La misa la ofició en neerlandés un sacerdote católico que vino de Bélgica expresamente. Para el grupo de locales, la ceremonia se tradujo al castellano para que la pudieran seguir. “Hemos invitado a gente de la zona que nos ha ayudado de alguna manera y esperamos que sea para ellos un día tan especial como lo será para nosotros”, añadieron.
El pequeño pueblo ha quedado tomado por belgas y también las casas rurales y albergues de la zona. También se han reservado plazas de aparcamiento con cintas y se ha señalizado con globos la ruta hasta la casa de los novios. Tras la misa cocineros de Alcanar ultimaban una paella monumental. Un grupo de Sant Rafael del Riu puso el toque musical a la sobremesa, que acabó a altas horas con la actuación de DJ Andreu, desplazado desde la cercana población catalana de la Sénia.